Historia de La Palma
De EnciclopediaGuanche
Los "otros" nombres de la isla
A lo largo de la historia La Palma ha recibido numerosos nombres. Puede que la Junonia Maior que aparece en el texto de Plinio el Viejo haga referencia a La Palma. También recibe el nombre de San Miguel de La Palma. Los aborígenes la denominaban Benahoare (mi tierra). Actualmente son muy populares los sobrenombres de: La Isla Bonita, La Isla Verde o La Isla Corazón.
Los aborígenes
Los primitivos habitantes de La Palma eran los benahoaritas[1], auaritas o awaras. En el momento de la conquista, estaba dividida en 12 cantones. Los primeros textos sobre La Palma datan de la Baja Edad Media (siglos XIV y XV). Aunque faltan datos concretos al respecto, se calcula que la población en ese momento, podía oscilar en torno a los 4.000 habitantes. Los aborígenes vivían fundamentalmente del pastoreo de cabras, ovejas y cerdos y recolectaban frutos y raíces con los que elaboraban una especie de harina a la que llamaban "gofio", hecha con raíces de helecho y amagantes, que tostaban y molían.
Se cree que el origen de loas aborígenes de la isla de la Palma proviene de algunas tribus bereberes con emplazamiento al noroeste del continente africano. Se desconoce si estos aborígenes vinieron por propia voluntad o llegaron de otra forma a través de otras civilizaciones mediterráneas como los (romanos, fenicios,...). La principal característica de su aspecto era su altura. Muchos historiadores han señalado que los palmeros eran los más altos de Canarias, incluso llegando a hablar de gigantes. Sin embargo, estadísticamente los restos hallados en los yacimientos muestran que la estatura media era de 1,70 metros para los hombres y de 1,65 metros para las mujeres.[2] Muchos historiadores han hecho constatar el carácter belicoso de los aborígenes. Éstos tenían con mucha frecuencia guerras civiles así como pequeños confortamientos. Muchas de estas peleas no se restringían a un cantón sino que con frecuencia afectaban a toda la isla. Un ejemplo de fuerte confrontación se tuvo entre Atogamtoma (señor de Tijarafe) con Tanausú (Aceró) o Mayantigo (Aridane). Una característica descrita por varios autores es tal que describe a las mujeres benahoritas con una gran fuerza y agresividad, participando en las batallas, como es el caso de la figura de Guayafanta.
Los aborígenes palmeros también tenían un sistema de gobierno que aunque primitivo permitía discutir sin peleas muchos de los problemas existentes, esta institución era el Tagoror. Asimismo, dentro de la comunidad se le daba mucha importancia a la familia y permitía unir a varios miembros en grupos por mismo linaje de sangre. Esta unión podría ser de primer orden o nuclear (padres e hijos) o también retrospectiva o extensiva (un antepasado común).
Esta afirmación cobra importancia y se refuerza ya que según J. Alvarez Delgado[3] antes de la conquista Benahoare tenía solo un rey en 1460. Después, este rey a su muerte dividió la Palma en 12 cantones diferentes y se los dejó a sus familiares. Esta proposición cobra fuerza ya que todos los capitanes estaban emparentados entre sí. Además, es conocido que cada cantón podía ser gobernado en una especie de gobierno familiar por uno, dos y hasta tres hermanos.
Se cree que el pueblo benahorita tenía una historia de alrededor de unos 2000 años, hasta que en 1493 Alonso Fernández de Lugo desembarcó en la isla con la firme intención de conquistarla.
División territorial prehispánica
Si bien dependiendo de las fuentes los datos pueden cambiar, apareciendo en ocasiones subdivisiones internas o distintos topónimos para designar un mismo territorio, suele aceptarse que los 12 cantones[4] o segmentos en los que se dividía la isla en el momento de la conquista eran:
- 1 Aridane (Mayantigo). Que se extendía por gran parte del Valle de Aridane (los actuales municipios de El Paso, Los Llanos y Tazacorte).
- 2 Tihuya (Chedey). Que se extendía desde el anterior hasta la montaña de Tamanca. Abarcaría las zonas actualmente conocidas como Tajuya, Todoque, Puerto Naos, La Laguna y parte de Las Manchas.
- 3 Tamanca (Tamanca). Se extendía hasta el Charco. Abarcaría parte de lo que es hoy Las Manchas.
- 4 Ahenguareme (Echentire y Azuquahe). Correspondería al actual Fuencaliente.
- 5 Tigalate (Juguiro y Garehagua). Aparece en ocasiones denominado también como Mazo. Abarcaría el territorio del municipio de Mazo actual.
- 6 Tedote (Tinisuaga, Agacensie y Ventacayce). Corresponde a Santa Cruz de la Palma y Las Breñas.
- 7 Tenagua (Atabara). Corresponde a Puntallana.
- 8 Adeyahamen (Bediesta). Corresponde al actual municipio de San Andrés y Sauces.
- 9 Tagaragre (Tediaba y Autinmara). Correspondería a Barlovento
- 10 Tegalgen (Bediesta). Abarcaría el actual Garafía
- 11 Tijarafe (Atogmatoma). Abarcaría los actuales municipios de Tijarafe y Puntagorda.
Al cantón correspondiente a La Caldera lo llamaban "Aceró", que quiere decir "lugar fuerte e invulnerable", y su jefe se llamaba Tanausú.
A diferencia de Tenerife o Gran Canaria, en La Palma no existía ninguna superestructura por encima de estas unidades. De hecho este sistema de poder no es permanente y estas unidades o segmentos podían estar dividas en otras más pequeñas (en las propias fuentes del siglo XVI se hace referencia a otras unidades como el "bando de Gazmira").
La conquista de la isla
Artículo principal: Conquista de La Palma
En 1447 Guillén Peraza parte de La Gomera con tres naves y 500 hombres, dirigiéndose a conquistar La Palma. Tras desembarcar en el cantón de Tihuya, donde reinaba el príncipe Echedey, se produjo una terrible batalla donde los indígenas derrotaron a los castellanos a pesar de sus primitivas armas (lanzas de madera y piedras). El mismo Guillén de Peraza falleció durante los combates tras ser alcanzado por una piedra.
El 29 de septiembre de 1492 desembarcan en Tazacorte, en la desembocadura de La Caldera, unos 900 hombres al mando de Alonso Fernández de Lugo, quienes por medio de pactos, fueron poco a poco sometiendo a nueve de los doce cantones[5]. Luego tuvieron que librar la gran batalla de Timibúcar para vencer la resistencia de los cantones aliados de Tedote y Tigalate, venciendo a Bentacayse, jefe de Tedote, y a los hermanos Jariguo y Garehagua, que compartían el poder en Tigalate.
Finalmente, tan sólo les quedaba el cantón de Aceró para dominar la isla, pero allí fueron rechazados una y otra vez por Tanausú y sus hombres. Tras los fallidos intentos de los castellanos por adentrarse en La Caldera, Fernández de Lugo mandó a Juan de Palma, pariente de Tanausú ya cristianizado, para convencer a éste de que saliera por el paso de Adamacansis para hacer un pacto de caballeros. Tanausú, ante la insistencia de los contrincantes y para evitar mayores sufrimientos a su pueblo, accedió a negociar y a firmar la paz, y por ello fue a encontrarse con don Alonso. Uno de sus seguidores le advirtió de que podía tratarse de una emboscada, pero el mencey siguió adelante porque no podía concebir que Fernández de Lugo lo engañara. Los castellanos lo atacaron, capturándolo junto a su séquito en el lugar conocido hoy como El Riachuelo, cerca de La Cumbrecita. Dicen que Tanausú se dejó morir en el barco que le llevaba a la península, ya que no quiso comer en protesta por la traición. La huelga de hambre le llevó a la muerte mientras, según la leyenda, pronunciaba constantemente la palabra vacaguaré que significaría "quiero morir".
Una vez concluida la conquista, con la incorporación de la isla de La Palma a la corona de Castilla, comienzan a llegar a ella, portugueses, castellanos y en menor medida mallorquines, catalanes, italianos, flamencos, etc., atraídos por las riquezas de esta tierra y por las políticas destinadas a favorecer el asentamiento de población (que incluían ventajas fiscales). Todas estas gentes, además de la población indígena que pervivió tras la conquista, forman el tronco de la población palmera actual. En las últimas décadas, a raíz del auge del turismo, también se ha asentado población alemana en la isla.
Tráfico de hombres - Caña de Azúcar
La Palma no ofreció a los conquistadores riquezas de forma rápida. No había ni oro ni plata u otras piedras preciosas. La única fuente de riqueza que encontraron los conquistadores castellanos eran los guanches – como esclavos. Pese a una carta papal de 1434, en la que Eugenio IV declaraba a los canarios como gente libre prohibiendo el tráfico de hombres en la isla, una gran parte de la población autóctona terminó siendo reducida a la esclavitud. Algunos estudiosos estiman que unas 300 familias (1200 personas) se librarían de la esclavitud. Estos Palmeros fueron siendo bautizados y fueron mezclándose con los conquistadores así como colonos portugueses y franceses, tras 1514, cuando se les equiparó en derechos con los europeos. Antes de que se aboliera el comercio de esclavos en la isla, Alonso Fernández de Lugo implantó una nueva fuente de riqueza, el cultivo de la Caña de azúcar[6]. Los territorios de la isla fueron divididos entre mercaderes, agricultores y artesanos europeos. De esta forma, en 1508, Juan Fernández de Lugo vendió sus cultivos de caña de azúcar así como reservas de agua en Tazacorte y Argual un andaluz apellidado Dinarte; éste los vendió un año más tarde a la Familia Welser, que los transmitiría al belga Jakob Groenenberch (Jacobo Monteverde), que terminaría por vendérselos a su compatriota Van de Valle.
Viticultura
A partir de 1553, el cultivo de la caña de azúcar dejó de ser rentable debido a la producción en masa proveniente de América Central y Sudamérica. Muchas de las plantaciones pasaron a dedicarse a la producción del vino. El vino de Malvasia producido por los suelos volcánicos jóvenes del sur de la isla se convirtió en la principal exportación de la isla. El principal cliente de los vinos palmeros fue Inglaterra. El esplendor del vino palmero duró hasta el siglo XIX, cuando hubo un declive provocado por el cambio de gustos de los consumidores. Sin embargo, aún hoy en día se sigue cultivando y produciendo vino de malvasía aunque no sea el vino preferido por las masas de consumidores.
Comercio americano y ataques piratas
En el siglo XVI recibió La Palma, tras Amberes y Sevilla, el privilegio del comercio con América. El puerto de Santa Cruz de La Palma se convirtió enseguida en uno de los puertos más importantes del Imperio Español. Esta nueva fuente de riqueza atrajo a su vez a los piratas que atacaban la isla para apropiarse de los tesoros llegados de las Índias. François Leclerc y su grupo de piratas franceses tomaron la ciudad en 1553 robando todo lo transportable y quemando lo que no era posible de transportar. Tras esa catástrofe hubo que reconstuir las casas, iglesias y conventos de la ciudad así como sus fuertes defensivos. Con las nuevas defensas, se pudo rechazar el ataque de Francis Drake de 1585. El comercio con América también generó otra serie de actividades como los astilleros. Santa Cruz de La Palma atrajo a muchos comerciantes extranjeros, dándole a la localidad un aire internacional. Las calles con nombres extranjeros son aún hoy testigos de esa época. El declive comenzó a mediados del siglo XVII debido a una concesión de 1657 que obligaba a todos los barcos con destino América a registrarse en Tenerife. En 1778, Carlos III abrió todos los puertos de España al comercio con América con el Reglamento de Libre Comercio de 1778, impidiendo que Santa Cruz de La Palma se recuperara de la crisis económica en la que se encontraba inmersa.
Seda, cochinilla y plátanos
Sin la amenaza pirata, la vida en La Palma prosiguió su rumbo de forma tranquila. De cada crisis económica sufrida, se levantaba la isla, no por poseer riquezas minerales sino por la fertilidad de su tierra. Tras el cultivo de la caña de azúcar y de la vid, se pasó a la producción de miel, tabaco y seda[7]. Desde principios del siglo XVI había comenzado la plantación de moreras , convirtiéndose La Palma en un foco de producción de seda. En 1830 se introdujo desde México el cultivo de la cochinilla, un parásito de las tuneras del que se extraía carmín. Con el desarrollo de los tintes sintéticos en 1880, el cultivo de la cochinilla dejó de ser rentable. Para salir de esta crisis se introdujo el cultivo del plátano impulsado por Elder y Fyffes[8], dos compañías británicas en 1878.
Inicialmente la mayor parte de las tierras continuaba en manos de los grandes terratenientes, destacando la familia Sotomayor, pero el capital indiano, de palmeros que habían emigrado a Cuba, permitió a muchas familias adquirir trozos de terreno que compraban a los grandes propietarios, apareciendo minifundios a veces ligados a la subsistencia. Esta tendencia se vería acelerada a lo largo del siglo XX cuando una parte de las oligarquías tradicionales, acostumbrada al rentismo, estaba poco dispuesta al desembolso que suponía la sorriba y puesta en explotación de las tierras para el cultivo del plátano, con lo que se deshacían de esos terrenos mediante su venta a campesinos que mediante empréstitos a fondo perdido sí iban a poner en explotación esas tierras, reservándose estas oligarquías el control del agua (aguatenientes) y del almacenaje y exportación de la fruta.
Pobreza
Mientras tanto, el pueblo llano[9] apenas se veía beneficiado con las riquezas que producía la isla. Todavía en el siglo XIX, la mayoría de los habitantes de la isla vivían en casas de madera con techos de paja, debido a los altos costes que suponía erguir casas en piedra. Uno de los principales problemas era la falta de bienes de consumo. Debido al monocultivo practicado en la isla, faltaban tierras donde cultivar grano para alimentar a la población. Desde el siglo XVI se tenía que importar el grano, pagándose por él precios muy altos. El párroco de La Palma pagó sus impuestos con millo, lo que impulsó a la población a hacer lo mismo. La Inquisición dictó un Anatema sobre toda la isla provocando que durante varios años no se practicara ningún entierro cristiano. La pobreza en el campo era tan grande, que en muchas familias los desnutridos y malvestidos hombres y mujeres, como relató el misionero Juan de Medinilla en 1758 en una carta al obispo, debió a la falta de ropa deben acudir por turnos a la misa de los domingos y festivos.
La Semana Roja
Al producirse el levantamiento militar de 1936, que daría lugar a la Guerra Civil española, la isla de La Palma se resiste al golpe y mantiene la legalidad republicana hasta el 25 de Julio, cuando llega a la ciudad de Santa Cruz de La Palma el cañonero Canalejas. Este periodo de tiempo será conocido como la Semana Roja[10]. El golpe militar fracasa en esta isla al ser interceptado por el jefe de telégrafos el mensaje dirigido por los golpistas al comandante militar Baltasar Gómez Navarro, que debía dirigir el golpe en La Palma. En esos momentos era Delegado del Gobierno en la isla Tomás Yanes Rodríguez, de Izquierda Republicana. Al llegar las noticias del golpe el Frente Popular declara la huelga general, y se forman las milicias populares pero la Delegación de Gobierno no autoriza la toma del cuartel militar y trata de evitar siempre que las organizaciones obreras tomen demasiado poder (en estos momentos destaca la figura del comunista José Miguel Pérez, y en algunos municipios como Tazacorte las organizaciones comunistas tienen una gran importancia). A la llegada del cañonero Canalejas la Delegación del Gobierno decide no ofrecer ningún tipo de resistencia armada y ordena desmovilizar a las milicias populares confiando en que el Gobierno de la República mande refuerzos, que el golpe fracase y que la legalidad se restablezca en todo el Estado.
Dictadura y Democracia
La Guerra Civil no se libró en las Canarias, pero pese a ello sí se sufrieron las consecuencias de la misma. El periodo de la posguerra unido a la crisis económica producida trajo años de penurias a la isla. Debido a la carencia de bienes de importación, los palmeros tuvieron que basar su alimentación en el plátano, generando una gran variedad de productos derivados del mismo como la harina de plátano. Una vez finalizada las posguerra La Palma fue desarrollando su economía e infraestructuras poco a poco. Se recuperaron las exportaciones del plátano y comenzó la construcción de carreteras y canales para transportar el agua de los riachuelos a los campos de cultivo. La obra más importante de la época fue la construcción de la carretera de la cumbre, que unía los municipios de Santa Cruz de La Palma y Los Llanos de Aridane a través de un túnel por debajo de las cumbres de la isla, acortando bastante la duración del recorrido unido a la puesta en funcionamiento del aeropuerto. Con la llegada de la democracia, la economía de la isla, fuertemente dependiente de la agricultura del plátano, se fue diversificando hacia otros sectores especialmente el turístico, que constituye hoy en día el principal motor de la economía canaria.
Referencias
- ↑ Guanches
- ↑ Los beneahoritas Universidad ambiental de La Palma. Consultado el 18/08/2008.
- ↑ Efemérides de la nación canaria: una historia resumida de Canarias.]
- ↑ Organización social guanche
- ↑ Conquista realenga de Canarias
- ↑ La economía canaria tras la conquista
- ↑ Nuevo modelo económico
- ↑ La expansión del plátano
- ↑ Estratos sociales de Canarias
- ↑ Historia sucinta de Canarias