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Pleito insular

De EnciclopediaGuanche

Se denomina pleito insular al enfrentamiento que han protagonizado a lo largo de los últimos siglos la burguesía de islas de Tenerife y Gran Canaria por la hegemonía económica y política dentro del Archipiélago Canario.

El concepto fue desarrollado por Marcos Guimerá Peraza.

Algunos de los enfrentamientos históricos han sido por la capitalidad de la comunidad autónoma, la creación de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, sobre la Patrona de Canarias y el deporte.

Historia

Dicha disputa se inició en el siglo XIX, al crearse la Provincia de Canarias, dentro de las reformas liberales y la organización territorial del estado en provincias, pues Canarias quedó como una provincia única con capital en Santa Cruz de Tenerife.[1] [2] Casualmente es la única provincia del proyecto de división territorial original de 1833 que se ha dividido, ocasionando de 49, se haya pasado a las 50 que actualmente existen en España.

Buena parte de la disputa no estaba tanto en relación con la sede de las instituciones autogobierno, ya que la provincia en modo alguno equivalía a esa idea, sino a la sede la administración periférica del estado central, esto es, el Gobierno Civil. Ello permitía a las élites insulares mantener un contacto más directo con el gobierno central, útil sobre todo a la hora de demandar infraestructuras y financiación. El establecimiento de la capitalidad de la Provincia de Canarias en Santa Cruz de Tenerife supuso las protestas de Las Palmas de Gran Canaria, siendo en esos momentos corregidor de Gran Canaria Casimiro Alba-Ruíz.

Durante el siglo XIX se produce una competencia entre las dos principales ciudades del archipiélago, Santa Cruz de Tenerife y Las Palmas de Gran Canaria, por el desarrollo de las infraestructuras, sobre todo a partir de la Ley de Puertos Francos de 1852, que da un impulso a los puertos de las dos localidades, con una importante participación del capital británico y francés, interesado en tener zonas de escala en el marco de la expansión colonial sobre África. Las condiciones orográficas de Las Palmas de Gran Canaria permitieron un mayor desarrollo de esta última ciudad, donde se pudo construir un mejor puerto que arrancaba desde la hasta entonces poco poblada Península de La Isleta, surgiendo así el Puerto de La Luz. Santa Cruz de Tenerife, en cambio, lograría hitos como el amarre del cable telegráfico que conectaba las islas con Europa. Si en un primer momento la disputa era por la capitalidad (lo cual llevó también a disputas dentro de la propia isla de Tenerife entre Santa Cruz y La Laguna, pronto Las Palmas comenzó a reclamar la división provincial.

A principios del siglo XX comenzaron a surgir en las islas periféricas, sobre todo en La Palma y Fuerteventura otras voces que planteaban que la salida a toda esta situación consistiría en que cada isla pudiera tener una institución de autogobierno propia, el Cabildo Insular, de carácter supramunicipal y que atendiera las necesidades propias insulares. Ello suponía en la práctica quitar importancia a la diputación provincial, considerada poco operativa para un territorio fragmentado. Dado que esta reivindicación en la práctica suponía cuestionar la reivindicación de la división provincial, fue vista con malos ojos por sectores de Las Palmas de Gran Canaria, a la vez que sectores de Santa Cruz de Tenerife intentaron instrumentalizar la causa en su beneficio. De manera un tanto ambigua, desde algunos sectores que reivindicaban los Cabildos se empezó a plantear la idea de alguna forma de mancomunación a nivel de toda Canarias.

Con la ley de Cabildos de 1912 se intentó poner fin a las disputas entre las islas, ya que la administración de cada una de ellas quedaba en manos de sus respectivos Cabildos. Sin embargo, el enfrentamiento continuó y Las Palmas sí pasó ya a apoyar la creación de los Cabildos pues su reglamento podría permitir que varias islas pudieran unirse para pedir su constitución como provincia. Así, en 1927, durante la dictadura de Primo de Rivera, Canarias se divide en dos provincias:

  • La de Las Palmas, que agrupa las islas orientales: Gran Canaria, Fuerteventura y Lanzarote e islotes menores. El nombre de la provincia inicialmente era homónimo con su capital, pero al cambiar años más tarde el nombre de la ciudad por Las Palmas de Gran Canaria, se puede diferenciar el nombre de la provincia (que engloba tres islas) del nombre del término municipal capital de la misma (L.P. de G.C.).

Los Cabildos Insulares y la división provincial continuaron pese a los cambios de régimen político (dictablanda, Segunda República, dictadura franquista, [[Transición española|Transición], monarquía parlamentaria). Durante la dictadura de Franco comienzan a tener un gran peso las mancomunidades de Cabildos, pero divididas provincialmente, una para la provincia de Santa Cruz de Tenerife y otras para Las Palmas de Gran Canaria, sin que existiera una mancomunidad para todo el archipiélago.

Con la Transición hacia la democracia comienza a plantearse la Construcción del Estado de las autonomías‏‎. Desde algunos sectores de las propias islas comienza a cuestionarse la propia idea de autogobierno canario, defendiéndose la continuación de las mancomunidades provinciales de Cabildos, con una mancomunidad interprovincial regional sólo para cuestiones puntuales, siendo en la práctica una oposición a la creación de un Parlamento autonómico elegido por sufragio universal. La ubicación de la capitalidad de Canarias se convirtió en otro de los temas de disputa, terminando por optarse por la opción de la capitalidad compartida entre Las Palmas de Gran Canaria y Santa Cruz de Tenerife. Sin embargo, más que la sede del Parlamento de Canarias, finalmente en Santa Cruz de Tenerife, lo que supuso más serias disputas fue la sede física de un organismo que ni siquiera era autonómico, la Delegación del Gobierno, de nuevo la administración periférica del Estado central, esto es, los representantes del poder de Madrid en Canarias. La Delegación del Gobierno terminaría por ubicarse en Las Palmas.

El pleito continuó con la implantación de la Comunidad Autónoma de Canarias, ahora centrado en el reparto de competencias entre comunidad autónoma y cabildos y, sobre todo, en la financiación que corresponde a cada una de las islas. Surgen así partidos de marcado carácter insularista, siendo el más destacado durante los años 1980 la Agrupación Tinerfeña de Independientes (ATI) en Tenerife, y que hará del enfrentamiento con Gran Canaria uno de los puntos claves de su discurso político. En Gran Canaria, por su parte, surgieron algunos partidos minoritarios que defendían dividir Canarias en dos comunidades autónomas diferentes. Desde Tenerife se afirmaba que la Comunidad Autónoma estaba controlada por la hegemonía de Gran Canaria y desde Gran Canaria se afirmaba que la Comunidad Autónoma estaba controlada por la hegemonía de Tenerife. La creación de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria supuso otro de los puntos álgidos del enfrentamiento, con manifestaciones a favor y en contra en las dos islas capitalinas.

La creación en 1993 de Coalición Canaria, en la cual se integraron partidos insularistas, nacionalistas y regionalistas teóricamente iba poner fin a tales enfrentamientos, al acoger en una misma organización a sectores de las distintas islas. Sin embargo, el pleito insular continuó incluso con algunos enfrentamientos en el seno del propio partido en el gobierno. Pleito insular en el seno de un mismo partido que también podía detectarse, en menor medida, en partidos de ámbito estatal como el PSOE o el PP.

El pleito es habitualmente fomentado por los medios de comunicación[3] y partidos políticos de ambas islas, aunque también está presente en la actualidad en parte de la sociedad canaria.

Muchos de los argumentos esgrimidos por ambas partes no tienen ninguna base y simplemente son luchas de poder, justificaciones de fracasos políticos, desvíos de inversiones o subvenciones, etc.

El pleito insular, además de ser objeto de chanzas cuando se encuentran personas de distintas islas, también sale a la luz en los enfrentamientos entre los equipos de fútbol representativos (Unión Deportiva Las Palmas y Club Deportivo Tenerife), así como en las fiestas del Carnaval, donde el pleito insular es una de las estrellas en las canciones de las murgas de ambas provincias, en ocasiones llegando al insulto homófobo.

Aún así, algunos medios de comunicación de una y otra isla, siguen avivando la llama del pleito, sacando a la luz a la población supuestas ofensas u ocultas maquinaciones de la otra isla. Destacó durante unos años en esta línea el periódico El Día, cuyo director, aprovechaba los editoriales para, además de comentarios xenófobos sexistas, azuzar dicho pleito. No solía encontrar réplica dado que no existía ningún partido insularista que apoye líneas de actuación con las que contrarrestar tales proclamas.

Es de destacar que la Iglesia Católica, en su organización territorial en diócesis, se adelantara a estos conflictos pues ya en 1819 fue creada la Diócesis de Tenerife (también "Diócesis Nivariense" o "Diócesis de San Cristóbal de La Laguna") que rige hoy la mitad occidental de Canarias, dividiendo en dos la que hasta ese momento era única Diócesis de Canarias, o diócesis canariense (que rige hoy la mitad oriental del archipiélago). Por otro lado el Vaticano designó Patrona oficial de toda Canarias a la Virgen de Candelaria. Aún con eso, en el ámbito popular se continúa con la polémica por el patronazgo entre las advocaciones marianas de la Virgen de la Candelaria / Virgen del Pino.

Equilibrio institucional

La capitalidad de la comunidad es compartida entre Santa Cruz de Tenerife y Las Palmas de Gran Canaria; la sede del Presidente del Gobierno autónomo alterna entre ambas por periodos legislativos. El Parlamento de Canarias está en Santa Cruz de Tenerife, mientras que la sede de la Delegación del Gobierno se ubica en Las Palmas de Gran Canaria. Asimismo, hay un equilibrio entre las dos capitales en cuanto a consejerías e instituciones públicas. Actualmente ambas ciudades (Santa Cruz de Tenerife y Las Palmas de Gran Canaria) son las capitales de la Comunidad Autónoma de Canarias (ambas están totalmente equilibradas y ninguna prevalece sobre la otra).

El sistema electoral canario determina que, sin atender a su población, Tenerife y Gran Canaria escojan el mismo número de diputados, 15. También existe paridad entre provincias y entre islas mayores y menores. Esto se conoce como "triple paridad".

Referencias

  1. Real Decreto de 30 de noviembre de 1833 en wikisource
  2. Real Decreto de 30 de noviembre de 1833 en el sitio web oficial del Gobierno de Canarias
  3. En septiembre de 2008 el Parlamento de Canarias muestra su rechazo "ante los ataques a la unidad de los canarios y la dignidad de la isla de Gran Canaria" por parte del diario El Día. Noticia en el diario La Opinión de Tenerife