Alicante
De EnciclopediaGuanche
Alicante (en valenciano y cooficialmente Alacant)[1] es una ciudad y un municipio, capital de la provincia homónima, en la Comunidad Valenciana. Ciudad portuaria, está situada en la costa mediterránea. Con 337.482 habitantes, es el segundo municipio más poblado de la comunidad autónoma y el undécimo del país. Forma una conurbación de 468 782 habitantes con muchas de las localidades de la comarca del Campo de Alicante: San Vicente del Raspeig, San Juan de Alicante, Muchamiel y Campello. Estadísticamente se asocia también con el área metropolitana de Alicante-Elche, que cuenta con 757 085 habitantes. Ciudad eminentemente turística y de servicios, es uno de los destinos turísticos más importantes de España.[2]
Historia
Prehistoria y Edad Antigua
Los orígenes del asentamiento urbano en la huerta y alrededores de Alicante se remontan a la aparición de poblados íberos que datan del sigloIII a.C., en estrecha relación con factorías comerciales griegas, principalmente la de los Baños de la Reina en Campello. Y es que son colonos de Focea (polis griega en Asia Menor) los que tomaron como referencia marítima para la navegación de cabotaje al monte Benacantil llamándolo Akra Leuka («Promontorio Blanco»), si bien no hay certeza de edificaciones hasta que Amílcar Barca situó allí su principal acuartelamiento poco antes de la Segunda Guerra Púnica al valorar las posibilidades que ofrecía como asentamiento militar su cima.[3]
En el 201 a. C. los romanos capturan la ciudad íbera conocida como Leukante o Leukanto —Lucentum es una latinización del nombre original que solo existió en los mapas romanos— que contaba con un aceptable puerto marítimo-fluvial en la desembocadura del barranco de la Albufereta. Este será el primer solar de lo que con el tiempo se convertiría en Alicante.
Hacia la época del final del dominio romano el encenagamiento del torrente que desemboca junto al poblado de Leucante (Lucentum) hace que deje de ser adecuado como el puerto y queda el asentamiento rodeado de marismas y pantanos palúdicos insalubres, por lo que su población se va desplazando progresivamente hacia las faldas del Benacantil, dando lugar al verdadero origen del actual casco urbano.
Edad Media
Dominio islámico
Entre el 718 y el 4 de diciembre de 1248 la ciudad cae bajo dominio islámico, pasando a llamarse Medina Laqant o Al-Laqant (obsérvese que el topónimo valenciano es Alacant). Durante este periodo, la ciudad siguió los destinos de Al-Ándalus y tras el desmembramiento del Califato de Córdoba perteneció a las Taifas de Denia, Almería y Murcia. Hoy en día pueden observarse restos arqueológicos de la medina islámica junto al ayuntamiento de la ciudad.
Dominio cristiano
En virtud del Tratado de Cazola (Soria, 1179) entre Alfonso VIII de Castilla y Alfonso II de Aragón, la frontera meridional de Aragón se fijaba en la línea que une Biar, Castalla, Jijona y Calpe. Por lo tanto Alicante pertenecía a la zona de expansión castellana. En el año 1243, el gobernante musulmán de la Taifa de Murcia, Muhamad ben Hud, firmó el Tratado de Alcaraz con el infante Don Alfonso, que después se convertiría en el rey Alfonso X el Sabio, por el cual el reino musulmán de Murcia se ponía bajo protectorado castellano,...con la ciudad de Murcia y todos sus castillos desde Alicante fasta Lorca y fasta Chinchilla...
Se procedió a repoblar la ciudad con cristianos procedentes de Castilla, que fueron favorecidos con exenciones y repartimiento de tierras, tolerando a los musulmanes, que quedaron relegados a la Villavieja.[4] Empezaría así la expansión de la ciudad, la Villanueva, en la zona oeste del Benacantil.[4] No obstante, la carencia de suficientes pobladores cristianos unido a razones económicas prolongó la permanencia de la población musulmana. Sin embargo, el gobernador de Alicante, Zayyan ibn Mardanish, no aceptó el pacto y fue obligado, acompañado de muchos pobladores, a abandonar el área en 1247, fecha en la que comienza la soberanía castellana de Alicante. La conquista militar se finalizó el 4 de diciembre de 1248 con las tropas del rey castellano, comandadas por su hijo el futuro Alfonso X el Sabio.[5] Por el Tratado de Almizra firmado en 1244 entre los reyes de Castilla y de Aragón, en el que se fijaron los límites de la expansión de sus respectivos dominios en la línea de Biar a Villajoyosa, Alicante permaneció bajo soberanía castellana por espacio de 48 años. El infante Alfonso X el Sabio, una vez tomada la villa a los andalusíes, conmemora la victoria denominando al castillo árabe construido sobre el monte Banu-l-Qatil (de donde proviene «Benacantil») «de Santa Bárbara», por coincidir esta festividad con el día de la toma de la ciudad por la cristiandad.
Corona de Castilla (1248-1296)
Desde el principio, Alfonso X el Sabio intentó establecer en Alicante un grupo de cristianos numeroso dada la importancia militar y mercantil de la villa, pero el proceso repoblador fue lento y se prolongó a lo largo de todo el siglo XIII, aunque está poco documentado a causa de la desaparición de los Libros de Reparto. Dotó a la villa de un concejo fuerte, de numerosas exenciones fiscales y de un amplio término municipal superior al actual. Además, el rey castellano dispensó grandes medidas de favor al puerto de Alicante, considerado de gran valor estratégico.
Entre 1264 y 1266 Alicante estuvo inmersa en una rebelión mudéjar que se extendió por casi todo el Reino de Murcia; el rey castellano, empleado entonces en el asedio de Niebla, solicitó ayuda a su suegro Jaime I de Aragón]para sofocarla. Este intervino rápidamente y redujo todas las ciudades rebeladas a la aceptación de la soberanía castellana, aunque dejando a más de 10 000 aragoneses y catalanes en el [Reino de Murcia y la preponderancia de la población de origen aragonés y catalán a partir de aquel momento.[6]
Corona de Aragón (1296-1492)
Debido a una crisis dinástica por la sucesión de Sancho IV el Bravo, el infante Alfonso de la Cerda, un aspirante ilegítimo a la Corona de Castilla, pidió ayuda a Jaime II de Aragón a cambio de donarle, en caso de conseguir la Corona, el Reino de Murcia, según los acuerdos secretos de Calatayud (1289), Ariza (enero de 1296) y Serón (febrero de 1296). Aprovechando la situación, Jaime II procedió a la conquista del Reino de Murcia.
Alicante fue conquistada el 22 de abril de 1296, a pesar de la resistencia del alcaide del castillo Nicolás Peris, terminando con la soberanía castellana. La conquista fue, en parte, facilitada por los colonos cristianos de origen catalán o aragonés asentados en Alicante tras sofocar la rebelión morisca, el año 1266, llevada a cabo por Jaime I de Aragón[7] (como, por ejemplo, la ayuda de la familia Torregrossa, de cuyo escudo se basa el actual blasón de la ciudad). Aun así, Jaime II respetó los privilegios e instituciones anteriores aunque adaptándolas a la nueva situación política, particularmente después de la incorporación de Alicante, y el resto de comarcas limítrofes al Reino de Valencia mediante la modificación de lo fijado en el Tratado de Almizra.
La repoblación cristiana continuó, esta vez con catalanes y, en menor medida, aragoneses, con una velocidad y número mayores, por lo cual la población originariamente castellana quedó en minoría entre la población cristiana. Aun así, hasta la primera expulsión de los moriscos, la población de origen árabe era mayoritaria en comparación con los cristianos.
El crecimiento de principios del siglo XIV se vería truncado a partir de 1333, cuando ya el hambre se dejó sentir en Alicante, primera señal de la crisis que se acercaba: la Guerra de la Unión (1348), la Peste Negra (1348) y la Guerra de los Dos Pedros (Pedro I de Castilla y Pedro IV de Aragón) entre 1356 y 1366 que tuvo en Alicante uno de sus principales escenarios. La villa estuvo en manos castellanas y parte de la población emigró, murió o cayó cautiva. Como consecuencia de ello, la población se vio reducida a la mitad, al igual que en otras ciudades del Reino de Valencia. Con la paz se inicia la reconstrucción social y económica aunque los mudéjares prácticamente desaparecieron y los judíos fueron una minoría. Pedro IV el Ceremonioso dictó numerosas medidas para reactivar la economía y la paz social, aunque esto no evitó el ataque contra los judíos de 1391 que acabó con la presencia de esta comunidad en la sociedad alicantina.
Durante el siglo XV Alicante continuó creciendo y una próspera agricultura orientada hacia la exportación (vino, frutos secos, esparto) impulsó un notable desarrollo del puerto y una clase media que controlaba el gobierno municipal. El único conflicto bélico fue la guerra con Castilla de 1430 que no tuvo excesivas consecuencias. La población continuó en aumento y este progreso sirvió de justificación a Fernando el Católico para otorgarle el título de ciudad en 1490.
Edad Moderna
En 1510 Alicante era la quinta ciudad del Reino de Valencia. Desde la obtención del título de ciudad el desarrollo institucional, económico y demográfico de Alicante fue palpable. El puerto se convirtió durante la Edad Moderna en el más importante del Reino de Valencia y propició el asentamiento de colonias de comerciantes extranjeros que imprimieron un gran dinamismo al tráfico mercantil. La construcción del embalse de Tibi a finales del siglo XVI permitió asegurar la producción de la huerta cercana a la ciudad, cuyo producto principal era la uva, y por consiguiente el vino, junto con la barrilla, el esparto y los frutos secos. El puerto además se convirtió en punto de salida de los productos de La Mancha y en un eficaz redistribuidor de algunos productos coloniales y de salazones llegados del norte de Europa.
Alicante fue objetivo militar en prácticamente todos los conflictos bélicos. Así fue casi destruida en 1691 por la escuadra francesa que dirigía el almirante D'Estrées y durante la Guerra de Sucesión fue ocupada alternativamente por austracistas y borbónicos.
Época Contemporánea
Siglo XIX
El talante abierto y liberal de los alicantinos se manifestó a lo largo del siglo XIX. Muestras de ello son el gozo popular por la Constitución española de 1812 y la desaparición de la Inquisición, las grandes dificultades para formar un batallón de voluntarios realistas en 1824 para reprimir a los liberales, la rebelión de Boné en 1844, el apoyo a la Vicalvarada (1854) y al pronunciamiento de septiembre de 1868 que dio paso al Sexenio Revolucionario. El primer club republicano se abrió en Alicante alrededor de noviembre de 1868, y esta tendencia política triunfó en las elecciones municipales de 1870.
Debido a su condición de ciudad portuaria fueron frecuentes las epidemias. Una de las más recordadas fue la del cólera-morbo de 1854.
La provincia de Alicante nació como tal en las Cortes liberales de 1822, y correspondía con la antigua Bailía meridional valenciana, si bien fue ampliada en 1833 con parte de la desaparecida provincia de Játiva y los municipios de Villena y Sax. En 1847 comienza la ampliación del puerto, y en 1858 finaliza la construcción del ferrocarril entre Alicante y Madrid con el enlace Alicante-Almansa. Entre 1854 y 1878 se derruyeron las murallas de la ciudad.
Siglo XX
Durante el periodo 1920-1935 la economía alicantina se decantó por la industria mientras la agricultura se sumía en una segunda crisis. Alicante fue una de las ciudades donde los republicanos ganaron las elecciones municipales de 1931 y durante toda la II República los partidos de izquierdas mantuvieron una mayoría holgada, tanto en la ciudad como en la provincia. El primer alcalde de este periodo fue Lorenzo Carbonell Santacruz, elegido en la candidatura republicano-socialista, que con un 81% de votos realizó diversos proyectos urbanísticos de importancia y fomentó la construcción de escuelas públicas. En 1933, con la llegada del sufragio universal, votaron por primera vez las mujeres alicantinas, ganando el PSOE y en las elecciones generales del 16 de febrero de 1936 triunfó el Frente Popular con un 80,72% de votos.
En el inicio de la Guerra Civil española, el bando sublevado fracasó en un intento de poner sitio a la ciudad desde Orihuela y otras poblaciones de la Vega Baja. Otro suceso importante fue el fusilamiento del dirigente falangista José Antonio Primo de Rivera, que se encontraba preso en Alicante, el 20 de noviembre de 1936. Como represalia Alicante sufrió el famoso "bombardeo de las ocho horas" pocos días después que fue seguido por el asesinato de 49 sospechosos de conspirar para los sublevados.
La ciudad sufrió durante la guerra 71 bombardeos que causaron la muerte a 481 personas y el derrumbe de 705 edificios. El ataque que causó más víctimas fue el bombardeo de la ciudad el 25 de mayo de 1938 realizado por aviones italianos Savoia a las 11 horas, con noventa bombas que provocaron la muerte de 313 personas, en gran parte mujeres y niños que se encontraban en el Mercado Central.
A pesar de los bombardeos, la ciudad permaneció fiel a la República hasta el final de la guerra y por ello fue objeto de técnicas de debilitamiento psicológico como por ejemplo el lanzamiento de pan blanco envuelto en lemas fascistas en época de hambre. Puesto que Alicante fue de las últimas ciudades en caer en manos de las tropas franquistas, en el puerto se vivieron escenas dramáticas entre los que esperaban buques para partir al exilio; había orden de matar a toda persona que se encontrara en la zona intentando huir, los buques extranjeros no aceptaban recoger a nadie debido a la amenaza existente sobre el hundimiento de cualquier barco que recogiera exiliados; los únicos barcos que corrieron el riesgo por salvar a la población civil fueron los argelinos y otros barcos como el Stanbrook que partió del puerto sobrecargado. Centenares de alicantinos partieron hacia Orán, creando una colonia estable y un hermanamiento entre las dos ciudades que todavía hoy persiste.
En la tarde-noche del 30 de marzo de 1939 entraban en la ciudad las unidades de la División Littorio, comandada por el general Gambara, con un ostentoso desfile delante del Ayuntamiento y las principales calles de la ciudad. La represión consecuente fue considerable al considerarse la ciudad y la provincia como «rojas». Los últimos detenidos republicanos en la guerra lo fueron en el puerto de Alicante, y la mayoría sufrieron la estancia en el campo de concentración de Los Almendros. Al terminar la guerra, el alcalde Luciáñez propuso que la ciudad pasara a llamarse Alicante de José Antonio. Pese a aprobarse nunca llegó a producirse el cambio.
La década de 1960 trajo el desarrollo económico y social, con un importante crecimiento demográfico que continuó en las décadas siguientes. La economía evolucionó hacia el sector servicios, especialmente hacia el turismo, y se produjo el mayor desarrollo urbanístico de la ciudad, con el nacimiento de nuevos barrios en el extrarradio.
Con la llegada de la democracia el gobierno de la ciudad pasaría a estar gobernada por el PSPV-PSOE desde 1979 hasta 1995, después el gobierno pasó a manos del PP desde 1995 hasta 2015, cuando tras veinte años hubo un nuevo alcalde del PSPV-PSOE. En la década de los ochenta se trató de solucionar el caos urbanístico mediante la creación de nuevas vías de comunicación y la dotación a la ciudad de centros de salud, colegios públicos, institutos, centros sociales y demás servicios municipales, en especial en algunos barrios que nacieron en la etapa desarrollista, si bien algunos de estos proyectos no llegaron a terminarse hasta los años noventa o ya incluso en el siglo XXI.
Un problema debido a no tener en consideración las características del clima mediterráneo, durante la fase de urbanismo, son las inundaciones. Ya que los agentes urbanizadores desarrollaban los terrenos de los que eran titulares, en muchos casos siendo barrios aislados con espacios entre ellos que se fueron rellenando con los años, aunque todavía hoy quedan espacios sin uso. Esta ausencia de planificación y regulación urbanística eficaz, así como la no consideración de los riesgos del clima mediterráneo como son las precipitaciones de fuerte intensidad horaria; han causado afecciones reiterativas en la ciudad, principalmente en otoño donde se dan los máximos pluviométricos, y en primavera.
El 30 de septiembre de 1997 se vuelve a batir el récord de lluvia con 270 mm y la ciudad sufrió las peores inundaciones de su historia, con cuatro muertos y una altura de las aguas que en algunos barrios como Playa San Juan o San Agustín superaron el metro. Las pérdidas económicas fueron cuantiosas, sobre todo en el centro de la ciudad y las playas, lo que motivó un gran plan de defensa contra las riadas para prevenir a la ciudad de repetir una situación similar.
Siglo XXI
Con el nuevo siglo, Alicante ha conocido un crecimiento demográfico excepcional fruto de la llegada de inmigrantes. Esto, unido a que las generaciones más numerosas son las que actualmente están buscando vivienda, ha causado un nuevo auge urbanístico que conlleva una expansión urbana.
Un elemento fundamental de las comunicaciones es el TRAM Metropolitano de Alicante, una combinación de tranvía y metro ligero que es subterráneo en algunos tramos. Conecta el centro de la ciudad de Alicante con Benidorm y San Vicente del Raspeig, y se prolonga hasta las localidades del norte de la provincia (Denia). La Avenida de Denia (entrada norte de la ciudad) fue totalmente remodelada en la primera década del siglo, incorporando elementos arquitectónicos y glorietas y la avenida de Elche (entrada sur de la ciudad) lo ha sido en la segunda.
Por otro lado, en la zona sur de la ciudad se construyeron los estudios de cine Ciudad de la Luz, donde entre 2006 y 2012 se rodaban películas y series de ámbito nacional e internacional, pero que finalmente entraron en desuso por la falta de proyectos que rentabilizaran la inversión realizada y por la decisión de la Unión Europea que consideró que el apoyo público a los mismos contravenía la legislación europea.
Demografía
En 1900 Alicante contaba con 50 495 habitantes que fueron aumentando lentamente hasta 1950, con 101 791. A partir de ese momento el desarrollo urbanístico fue espectacular superando los 250 000 en 1981. Con la democracia el crecimiento fue más lento llegándose a 272 432 en 1998. Con la llegada de la inmigración a España, Alicante tuvo un importante aumento demográfico de más de 50 000 habitantes en una década, tras la cual la población se mantiene estable en torno a los 330 000 habitantes.
En la actualidad, según los datos del INE del 1 de enero de 2020 la ciudad cuenta con 337 482 habitantes, siendo la segunda ciudad valenciana y la 11.ª de España en población. Según los datos del Ayuntamiento de Alicante a 1 de enero de 2017[8] la población de la ciudad era de 336 478 habitantes, de los cuales vivían en el núcleo urbano 329 635 y 6843 en las partidas rurales, siendo los barrios más populosos Playa de San Juan, con 22 424 habitantes y Polígono de San Blas con 22 292 habitantes.
La conurbación que forma con los municipios limítrofes (San Vicente del Raspeig, San Juan de Alicante, Muchamiel y Campello) sobrepasa los 450 000 habitantes (468 782 en 2018) y cuenta cada vez con más servicios conjuntos. El área metropolitana de Alicante-Elche cuenta con 757 085 y es la octava de España.
Provincia de Alicante
Alicante (en valenciano, Alacant) es una provincia española. Se encuentra en el sureste de la península ibérica, y es la provincia más meridional y menos extensa de la Comunidad Valenciana (25,01 % de su territorio). No obstante, es la quinta provincia más poblada del país, con 1 879 888 habitantes en 2020, la quinta en densidad de población y la más densamente poblada de la Comunidad Valenciana. Su capital es la ciudad de Alicante y cuenta con 26 municipios de más de 20 000 habitantes, siendo una de las provincias con mayor grado de urbanización.
La provincia de Alicante limita al oeste con la Región de Murcia y la provincia de Albacete, al norte con la provincia de Valencia, al sur con Murcia y al este con el mar Mediterráneo.
La provincia posee un relieve bastante montañoso y accidentado. Las 2/3 partes al norte están formadas por sierras y diversos valles fluviales, mientras que el 1/3 situado al sur, está formado por una gran llanura aluvial. Las montañas forman varias cadenas paralelas, dirigidas de suroeste a noreste y forman parte del sistema Bético.
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- ↑ 4,0 4,1 «La ciudad de Alicante» (en castellano). Geografía de la provincia de Alicante. Librería Compas. 1990. pp. 284. ISBN 84-86776-10-4.
- ↑ Juan Manuel del Estal, Historia de la Provincia de Alicante, tomo III, capítulo «Historia política», punto I.3.2. Ediciones Mediterráneo, 1985
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- ↑ Carta Magna de Jaime II de Aragón a las Villas de Orihuela, Alicante Elche y Guardamar en su anexión al Reino de Valencia, Juan Manuel del Estal, Universidad de Alicante (UA)
- ↑ Estadísticas de población del Ayuntamiento de Alicante