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En [[botánica]], el '''fruto''' es el órgano procedente de la [[flor]], o de partes de ella, que contiene a las [[semilla]]s hasta que estas maduran y luego contribuye a diseminarlas.<ref name="ST">, E. 1994. ''Tratado de Botánica''. 8.ª edición. Omega, Barcelona, 1088 p. ISBN 84-7102-990-1</ref> Desde un punto de vista [[ontogenia|ontogénico]], el fruto es el [[Ovario (botánica)|ovario]] desarrollado y maduro de las [[Magnoliophyta|plantas con flor]]. La pared del ovario se engrosa al transformarse en la pared del fruto y se denomina [[pericarpio]], cuya función es proteger a las semillas. Con frecuencia participan también en la formación del fruto otras partes de la [[flor]] además del ovario, como por ejemplo el [[cáliz]] o el [[receptáculo]].<ref name="ESAU" />
 
En [[botánica]], el '''fruto''' es el órgano procedente de la [[flor]], o de partes de ella, que contiene a las [[semilla]]s hasta que estas maduran y luego contribuye a diseminarlas.<ref name="ST">, E. 1994. ''Tratado de Botánica''. 8.ª edición. Omega, Barcelona, 1088 p. ISBN 84-7102-990-1</ref> Desde un punto de vista [[ontogenia|ontogénico]], el fruto es el [[Ovario (botánica)|ovario]] desarrollado y maduro de las [[Magnoliophyta|plantas con flor]]. La pared del ovario se engrosa al transformarse en la pared del fruto y se denomina [[pericarpio]], cuya función es proteger a las semillas. Con frecuencia participan también en la formación del fruto otras partes de la [[flor]] además del ovario, como por ejemplo el [[cáliz]] o el [[receptáculo]].<ref name="ESAU" />
  
El fruto es otra de las adaptaciones, conjuntamente con las flores, que ha contribuido al éxito evolutivo de las [[angiosperma]]s. Así como las flores atraen [[insecto]]s para que transporten [[polen]], también muchos frutos tratan de atraer [[animal]]es para que dispersen sus semillas. Si un animal come un fruto, muchas de las semillas que éste contiene recorren el tracto digestivo del animal sin sufrir daño, para después caer en un lugar idóneo para su germinación. Sin embargo, no todos los frutos dependen de ser comestibles para dispersarse. Otros, como los [[Opuntia pubescens|abrojos]], se dispersan aferrándose al pelaje de los animales. Algunos forman estructuras aladas para poder dispersarse con el viento, como los [[Acer (planta)|arces]]. La variedad de tipos de frutos que han desarrollado las angiospermas a través de su evolución les ha permitido invadir y conquistar todos los hábitats terrestres posibles.<ref>Audesirk, T. G., B. E. Byers, H. J. Escalona García, R.L. Escalona García. 2003. ''Biología: la vida en la Tierra''. Pearson Educación, ISBN 970-26-0370-6, 9789702603702, pag. 423.</ref><ref>Dilcher, D. 2000. Colloquium Paper: Toward a new synthesis. [http://www.pnas.org/content/97/13/7030.full Major evolutionary trends in the angiosperm fossil record.] PNAS 97:7030-7036</ref>
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El fruto es otra de las adaptaciones, conjuntamente con las flores, que ha contribuido al éxito evolutivo de las [[angiosperma]]s. Así como las flores atraen [[insecto]]s para que transporten [[polen]], también muchos frutos tratan de atraer [[animal]]es para que dispersen sus semillas. Si un animal come un fruto, muchas de las semillas que éste contiene recorren el tracto digestivo del animal sin sufrir daño, para después caer en un lugar idóneo para su germinación. Sin embargo, no todos los frutos dependen de ser comestibles para dispersarse. Otros, como los abrojos (''Opuntia pubescens''), se dispersan aferrándose al pelaje de los animales. Algunos forman estructuras aladas para poder dispersarse con el viento, como los [[Acer (planta)|arces]]. La variedad de tipos de frutos que han desarrollado las angiospermas a través de su evolución les ha permitido invadir y conquistar todos los hábitats terrestres posibles.<ref>Audesirk, T. G., B. E. Byers, H. J. Escalona García, R.L. Escalona García. 2003. ''Biología: la vida en la Tierra''. Pearson Educación, ISBN 970-26-0370-6, 9789702603702, pag. 423.</ref><ref>Dilcher, D. 2000. Colloquium Paper: Toward a new synthesis. [http://www.pnas.org/content/97/13/7030.full Major evolutionary trends in the angiosperm fossil record.] PNAS 97:7030-7036</ref>
  
 
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En las plantas [[gimnosperma]]s y en las plantas sin flores no hay verdaderos frutos, si bien a ciertas estructuras reproductivas como los [[Cono (botánica)|conos]] de los [[pino]]s, comúnmente se les tome por frutos.<ref>Roth, I. 1977. ''Fruits of Angiosperms''. ''In'': Encyclopedia of Plant Anatomy, XVI, 675 pages,. ISBN 978-3-443-14010-6.</ref>
  
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Muchas plantas se cultivan porque dan ciertos frutos comestibles y a menudo [[olor|fragantes]], [[sabor|sabrosos]] y [[zumo|jugosos]] llamados [[fruta]]s.<ref>Sormani, M.I., De Francesco, V., Biondini, M. y González, C. [http://www.botanica.cnba.uba.ar/Trabprac/Tp5/frutonuevoFP.htm El Fruto]. Gabinete de Botánica del Colegio Nacional Buenos Aires, Universidad de Buenos Aires. Consultado el 10 de noviembre de 2009.</ref>
  
 
== Referencias ==
 
== Referencias ==

Revisión actual del 02:26 28 jul 2024

En botánica, el fruto es el órgano procedente de la flor, o de partes de ella, que contiene a las semillas hasta que estas maduran y luego contribuye a diseminarlas.[1] Desde un punto de vista ontogénico, el fruto es el ovario desarrollado y maduro de las plantas con flor. La pared del ovario se engrosa al transformarse en la pared del fruto y se denomina pericarpio, cuya función es proteger a las semillas. Con frecuencia participan también en la formación del fruto otras partes de la flor además del ovario, como por ejemplo el cáliz o el receptáculo.[2]

El fruto es otra de las adaptaciones, conjuntamente con las flores, que ha contribuido al éxito evolutivo de las angiospermas. Así como las flores atraen insectos para que transporten polen, también muchos frutos tratan de atraer animales para que dispersen sus semillas. Si un animal come un fruto, muchas de las semillas que éste contiene recorren el tracto digestivo del animal sin sufrir daño, para después caer en un lugar idóneo para su germinación. Sin embargo, no todos los frutos dependen de ser comestibles para dispersarse. Otros, como los abrojos (Opuntia pubescens), se dispersan aferrándose al pelaje de los animales. Algunos forman estructuras aladas para poder dispersarse con el viento, como los arces. La variedad de tipos de frutos que han desarrollado las angiospermas a través de su evolución les ha permitido invadir y conquistar todos los hábitats terrestres posibles.[3][4]

En las plantas gimnospermas y en las plantas sin flores no hay verdaderos frutos, si bien a ciertas estructuras reproductivas como los conos de los pinos, comúnmente se les tome por frutos.[5]

Muchas plantas se cultivan porque dan ciertos frutos comestibles y a menudo fragantes, sabrosos y jugosos llamados frutas.[6]

Referencias

  1. , E. 1994. Tratado de Botánica. 8.ª edición. Omega, Barcelona, 1088 p. ISBN 84-7102-990-1
  2. Error en la cita: Etiqueta <ref> no válida; no se ha definido el contenido de las referencias llamadas ESAU
  3. Audesirk, T. G., B. E. Byers, H. J. Escalona García, R.L. Escalona García. 2003. Biología: la vida en la Tierra. Pearson Educación, ISBN 970-26-0370-6, 9789702603702, pag. 423.
  4. Dilcher, D. 2000. Colloquium Paper: Toward a new synthesis. Major evolutionary trends in the angiosperm fossil record. PNAS 97:7030-7036
  5. Roth, I. 1977. Fruits of Angiosperms. In: Encyclopedia of Plant Anatomy, XVI, 675 pages,. ISBN 978-3-443-14010-6.
  6. Sormani, M.I., De Francesco, V., Biondini, M. y González, C. El Fruto. Gabinete de Botánica del Colegio Nacional Buenos Aires, Universidad de Buenos Aires. Consultado el 10 de noviembre de 2009.