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Salina

De EnciclopediaGuanche

Molino de elevación de las Salinas del Janubio, Lanzarote.

Una salina o salobral es un lugar donde se deja evaporar agua salada, para dejar solo la sal, secarla y recogerla luego para su venta. Se distinguen dos tipos de salinas: las salinas costeras, situadas en las costas para utilizar el agua de mar, y las salinas de interior, en las que se utilizan manantiales de agua salada debido a que el agua atraviesa depósitos de sal subterráneos. En algunos casos, debido al escaso caudal de los manantiales, también se utiliza el bombeo de agua al interior de la tierra desde unas balsas o estanques, aumentando así la producción de sal.

En el caso de Canarias todas las salinas son marinas, permaneciendo activas las Salinas del Janubio en Lanzarote y las Salinas de Fuencaliente en La Palma.

El agua salada se conduce a unas extensiones horizontales denominadas granjas y en las que el agua se reparte en parcelas o eras.

En las salinas costeras se suelen aprovechar terrenos llanos a nivel del mar, habitualmente marismas, de forma que las eras se construyen mediante pequeños muros de tierra que separan unas de otras y de los canales por los que llega el agua de mar, dejando que las eras se inunden simplemente abriendo su compuerta durante una marea alta.

En las salinas de interior, no siempre existe un terreno llano disponible para construir las eras, por lo que estas pueden estar dispuestas en varios niveles (en terrazas) o incluso pueden estar construidas sobre plataformas horizontales artificiales. Hay que conducir el agua del manantial hasta las eras, generalmente por su propia gravedad mediante acueductos sobre el terreno o construidos con madera o piedra.[sin referencias]

La evaporación natural del agua salada en las eras deja lista la sal para su recolección en unos depósitos protegidos de la lluvia o terrazos, donde debe terminarse de secar antes de su empaquetamiento y distribución.

Historia

Las salinas vienen siendo explotadas desde antes de los romanos, pero estos extendieron el uso de la salazón y establecieron grandes factorías para ella, por lo que se requería la explotación generalizada e intensiva de todas las salinas existentes. Este uso dio valor estratégico a la sal y desde entonces la propiedad de las salinas fue un bien preciado, justificando conflictos y generando riqueza en su entorno. Así también como cambios y afectaciones en las condiciones físicas de los suelos (erosión) cambios e interrupción en el curso de las corrientes de agua. Como muestra de la importancia histórica de la sal, de ella proviene el término salario, ya que se utilizaba profusamente en el trueque y como forma de pago por trabajos.

La importancia de la sal se debe a que se trata de un producto que permite la conservación de alimentos perecederos como carnes o pescados. Tanto la economía comercial como la de subsistencia necesitaba de la sal para conservar una serie de alimentos de modo que pudiera garantizarse su consumo a lo largo de todo el año y evitar hambrunas. Pero también el control de la sal fue objeto de conflictos pues durante la Edad Media y Edad Moderna su control estaba en manos de poderosos, llegando a ser monopolio de la monarquía. Ello fue importante en zonas de interior, sin costa, que no tenían acceso directo a la sal marina o sal de minas.

En el siglo XX, con la aparición de otros métodos de conservación, el uso de la sal se reduce drásticamente y las explotaciones salineras se reducen proporcionalmente. Este impacto lo sufren en mayor medida las salinas de interior, ya que la explotación se concentra más en las grandes salinas costeras, cuyos costes de producción son menores y tienen recursos para incorporar maquinarias y otros sistemas industriales. Así, las salinas de interior que se mantienen lo hacen con medios artesanales y normalmente para el mercado local o comarcal, para uso en ganadería, salazón de jamón o para deshacer el hielo de las carreteras en invierno. También en la última mitad del siglo XX los medios de transporte se han abaratado y roto el relativo aislamiento de muchas zonas de interior, favoreciendo el uso de la sal de grandes factorías costeras, con lo que en la actualidad las salinas de interior están en proceso de desaparición. No obstante algunas salinas de interior están siendo reconstruidas o mantenidas por sus respectivos ayuntamientos por su valor etnográfico e histórico.

Las salinas en Canarias

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En el Archipiélago Canario, la sal es considerada un producto artesanal. Ni tan siquiera las relativamente extensas salinas del Janubio en Lanzarote pueden perder, por sus dimensiones o sus métodos, la categoría de producción artesanal. Es una práctica ancestral con un alto valor culinario, paisajístico y ambiental. La insularidad y las condiciones ecológicas propiciaron un importante desarrollo de la industria ligada a la producción de sal, que aún pervive.

Historia

Los primeros canarios ya aprovechaban la sal, recolectando las piedras de sal que quedaban en los charcos tras la evaporación natural del agua. Después de la Conquista, la explotación de sal se intensificó creándose las primeras salinas sobre la roca. Con el tiempo, se importó un nuevo sistema más productivo que daba respuesta a la importante demanda de salazón de los barcos pesqueros para conservar el pescado: las salinas de barro. A finales del siglo XIX, en Canarias se registraron más de 60 salinas funcionando. Hoy en día ese número se ha reducido notablemente. En el año 2016 quedan tan solo 9 salinas tradicionales y el 15 % de la sal que se consume en el archipiélago es de origen marino.

Útiles

Los métodos artesanales tienen como aliados al agua de mar, el sol y el viento. Dependiendo del sistema de extracción de sal que se utilice, se requerirán unas u otras herramientas: desde la simplicidad de un cubo para recoger la sal que queda atrapada en los charcos hasta sistemas más complejos, como la construcción de pequeños estanques costeros de roca y barro llamados maretas. En las estructuras salineras tradicionales se distinguen dos modelos: las que se construyen sobre la roca y las que lo hacen en el barro, siendo éste último un modelo importado desde El Mediterráneo y que permitió una explotación a mayor escala. Este tipo de salinas presentan estructuras más grandes y llanas, compuestas por dos recipientes: el concentrador, llamado cocedero y el cristalizador o tajo.

Procedimiento

El agua se vierte directamente desde el mar por medio de unos canales llamados tomaderos. Cuando la marea sube, el agua entra y con la bajamar, se cierran unas compuertas que la dejan atrapada en los cocederos. En este punto, por efecto del sol y el viento, el agua comienza a evaporarse y la sal a concentrarse, lo que da lugar a la salmuera (sal aún muy húmeda y poco cristalizada). La sal pasará a través de unas acequias a los tajos donde el proceso de evaporación y concentración continua hasta la cristalización. La zafra de la sal se concentra en los meses más secos, de febrero a octubre. Este proceso dura entre 15 días y un mes.

¿Sabías qué?

Las salinas tradicionales canarias tienen un alto potencial biológico, económico, turístico y cultural. Además de ser un recurso de alta calidad gastronómica, son un reclamo paisajístico y turístico de primer orden. Las Salinas de Janubio, en el suroeste de Lanzarote, además de mantener activa su producción y elaborar toneladas de sal cada año, es una de las atracciones más visitadas de la isla conejera.


Salinas en Canarias

Véase también

Bibliografía

Enlaces externos

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