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María Liberata de Guisla

De EnciclopediaGuanche

María Liberata de Guisla Boot Salazar de Frías y van de Walle fue una noble palmera nacida en 1725 y fallecida en 1806. Era hija del Marqués de Guisla-Guiselin, Jerónimo II de Guisla Boot y Lorenzo Monteverda, y hermana del heredero del marquesado y regidor perpetuo de la isla de La Palma. Su familia era además dueña de un ingenio azucarero en San Andrés.

En 1776 contrajo matrimonio con Domingo Vandewalle Cervellón, otro importante y poderoso personaje de la isla de La Palma, regidor perpetuo, alguacil mayor del Santo Oficio de la Inquisición y uno de los fundadores de la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Santa Cruz de La Palma y muy cercano al noble y escritor Cristóbal del Hoyo-Solórzano y Sotomayor. Pero ese mismo año, poco después del matrimonio, Domingo Vandewalle fallecería.

Conocida como La Señora, se le atribuían en su momento modales elitistas y altaneros, rompiendo con las normas protocolarias haciendo valer su posición social elevada en los actos sociales y religiosos. Tras la muerte de su esposo se recluyó en su mansión con celosías, saliendo pocas veces de ella. [1]

Cuenta la leyenda que fue enterrada viva en la cripta de la capilla dedicada a Nuestra Señora del Rosario en la Iglesia de San Andrés Apóstol.

Parece ser que unos días después de este desafortunado suceso, el sacristán del templo escuchó golpes y unas voces que pedían auxilio, pero por miedo a ser tomado como un loco, permaneció callado y huyó despavorido. Cuando la cripta fue abierta años más tarde, para la inhumación en 1814 del sacerdote Ambrosio Arturo de Paz, se encontró el esqueleto de la mujer, que estaba fuera de la tumba y con un ladrillo en la mano.

En 1986, Juan Francisco Navarro Mederos realizó una intervención arqueológica en dicha cripta y confirmaron la veracidad de esta leyenda. Junto a los restos de los curas Andrés Fernández Bautista y Ambrosio Arturo De Paz, se encontraron en el suelo el esqueleto de María Liberata de Guisla. Sin embargo, según el investigador Manuel Lorenzo Arrocha la posición del cadáver pudo deberse a causas menos truculentas, relacionadas con una profanación de la tumba para robar las joyas que pudiera contener. [2]