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Cerámica auarita

De EnciclopediaGuanche

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Restos arqueológicos de cerámica benahoarita.

La cerámica aurarita, es decir, los utensilios cerámicos elaborados y utilizados por los auaritas o aborígenes de la isla de Benahoare (La Palma) destaca por la variedad de formas y decoraciones, así como la evolución que su decoración vivió a lo largo del tiempo, pudiéndose fechar los niveles de ocupación de varios yacimientos arqueológicos gracias a la cerámica presente en cada uno de los estratos.

La cerámica, ante todo, tiene una utilidad práctica, fundamentalmente para contener y almacenar alimentos y otros productos, así como cocinarlos o consumirlos. Se trataba de una cerámica hecha sin torno, a la manera de la alfarería negra de La Palma que ha pervidio hasta nuestros días. Las piezas eran elaboradas en la vivienda o en sus inmediaciones. El guisado se realizaba en hoyos excavados en el suelo. Hay que tener en cuenta que, la mayor o menor decoración de una pieza, depende no sólo de su fase cerámica, sino también su funcionalidad o uso.

A medida que pasa el tiempo, también aumenta el conocimiento de las comunidades de los recursos disponibles de la isla, con lo cual hay una mejora en la captación de los recursos, seleccionándose arcillas de mejor calidad. Así, en las fases más antiguas la cerámica es de baja calidad, pero esta mejora en las fases más recientes.

Fases cerámicas de La Palma

Cerámica actual de La Palma que reproduce algunas formas de la cerámica precolonial.

Fase I

Se trata de las cerámicas más antiguas, con pastas deficientes y poca temperatura de cocción, lo que crea piezas de menor calidad. Las formas son de tendencia esférica, semiesférica, paraboloide o troncocónica. La superficie es alisada, sin decoración, salvo algunos casos aislados.

Fase II

Se utiliza un desgrasante homogéneo en la pasta, como cenizas volcánicas trituradas, y también hay una mejora en la selección de las arcillas, dando como resultado piezas de mejor calidad. Suelen tener formas como cilindros de labios engrosados o tronconónicas, pero también, en menor medida, encontramos anforoides pequeños, foniles y tofíos o vasos de gran vertedero. La superficie es alisada, pero con mayor ornamentación, pasándose de pequeñas incisiones a acanaladuras más claras, con haces de tres a seis líneas verticales agrupadas, con espacios en blanco en medio. En ocasiones convergen en un motivo radial o soliforme, y raramente en espirales y circulos concéntricos.

Fase III

La fase III se encuentra dividida en cuatro subfases.

Fase IIIa

Se mantiene la morfología de la fase II, así como la decoración que alterna haces de acanaladuras verticales y horizontales, pero comienzan a introducirse en la decoración tenues relieves o impresiones en bandas horizontales o superpuestos a las acanaladuras. El relieve se obtiene por desplazamiento de la pasta con la espátula, terminando por sustituir a las acanaladuras. La base del recipiente continúa ornamentándose con soliformes o círculos concéntricos.

Fase IIIb

Son cerámicas con carena baja o media. El labio se encuentra frecuentemente decorado con impreisones o acanaladuras. Se combinan relieves muy acusados con impresiones y acanaladuras, con motivos rectilíneos y curvilíneos. En los haces del motivo radial de la parte inferior se completa con semicírculos aislados o concéntricos entre los haces de radios.

Fase IIIc

Se trata de recipiéntes esféricos o parabolides, con carenas altas, y decoración restringida al tercio o mitad sperior. Desaparece la decoración en la base. Persisten acanaladuras curvilíneas y las impresiones, pero la decoración más frecuente es el óvalo o gallón de relieve. El labio se encuentra también decorado.

Fase IIId

Mantieniendo formas de la fase anterior, esta fase se caracteriza por un fuerte desarrollo de la decoración basada en motivos curvos, círculos concéntricos, combinados con haces rectilíneos paralelos verticales y horizontales. Alguna vez se encuentran motivos meandriformes.


Fase IV

Supone una ruptura o alteración de los procesos anteriores. Distinguimos dos subfases,

Fase IVa

Son cerámicas elipsioides horizontales o esféricas, y la decoración cubre toda la vasija. Aunque subsisten motivos de la subfase IIId, se adoptan nuevas técnicas de ejecución. Se utilizan variadas técnicas de impresión, como basculante, ungular (a uña), a peine, punteado perpendicular, punteado oblícuo, punteado prolongado en incisión, surco, etc..

Fase IVb

Se simplifican las técnicas y motivos decoraticos, reducidos a incisiones contínuas o discontínuas, o variantes de impresiones de punteados dispuestas en bandas horizontales alternantes. Las formas de las vasijas son elipsioides horizontales o esféricas.

Además de las vasijas aparecen en esta fase otro tipo de materiales realizados en cerámica, pequeños discos decorados o colgantes, así como figuras geométricas o antropomorfas con posible finalidad mágico-religiosa.

Bibliografía y referencias