Militar

Militar refiere a las personas, armamentos y todo aquello que integre directa e inseparablemente de un ejército o de unas fuerzas armadas. Su misión fundamental pero no exclusiva, es defender la soberanía y la integridad territorial del país al que pertenece mediante el uso de la fuerza de las armas de ser necesario, aunque en ocasiones se utiliza no para la defensa sino para la agresión hacia terceros.

El militar miembro de unas fuerzas armadas ostenta un rango o grado. Una persona no es militar si no pertenece a unas fuerzas armadas, sean profesionales o ciudadanos reclutas —leva—. Entonces, un individuo que integra un grupo armado irregular no es un militar sino un paramilitar. El concepto paramilitar se utiliza, sin embargo, para hacer referencia a fuerzas irregulares del propio estado que actúan al margen de la legalidad del propio estado. Pueden existir grupos insurgentes o guerrilleros que luchen contra un determinado estado o gobierno, teniendo como objetivo la toma de dicho estado, la creación de un nuevo estado o resistir contra una invasión que ha destruido la estructura previa de un estado.

Por tanto, los militares están relacionados con el concepto weberiano de "monopolio de la violencia legítima".

En ocasiones, dentro de un mismo estado, se forman dos ejércitos enfrentados entre sí en el marco de una guerra civil. En este caso, las personas integrantes de ambos ejércitos sí serían militares en la medida en que se abrogan para sí la legitimidad de un determinado Estado (en la práctica se habrían formado dos Estados diferentes en disputa). En otras ocasiones se utilizan los militares como fuerza represiva contra la población civil, convirtiéndose en un instrumento al servicio del grupo que detenta el poder. A lo largo de la historia también se han dado en algunos países episodios de golpes de estado en los cuales un sector del ejército toma el poder político por la fuerza arrebatándoselo a un poder civil.

El concepto actual de militar es un concepto contemporáneo. En otros periodos de la historia se combinaban pequeños contingentes militares, con sus grados, jerarquías y mandos (y algunos soldados rasos para la defensa de edificios específicos) con el uso de algunos mercenarios (soldados profesionales que prestaban su servicio a distintos ejércitos obteniendo beneficios materiales por ello), algunas levas forzosas en caso de conflicto, y el uso de milicias en las que la propia población de un lugar se encargaba de la defensa ante algún ataque externo.

La cuestión de las levas forzosas ha generado algunos conflictos a lo largo de la historia. Durante el siglo XIX y principios del XX, en el Estado español se hacían levas forzosas para luchar en guerras en lugares lejanos como la Guerra de Cuba o las Guerras de África. Hombres de las clases populares (campesinos, obreros) eran usados como carne de cañón en guerras en las que no tenían ningún interés y en las que, además, podían dejar su vida. Los varones de las clases altas, en cambio, podían librarse de estas levas con el pago de una determinada cantidad de dinero.

También en época contemporánea, tanto en estados democráticos como dictaduras se recurrió al servicio militar obligatorio, esto es, todos los varones al llegar a una determinada edad debían prestar un servicio militar durante un periodo de tiempo determinado, castigándose a aquellos que se negaban a ello. En el Estado español a fines de los setenta comenzó a aparecer el movimiento de insumisión y de objetores de conciencia con jóvenes que, por distintas razones se negaban a prestar el servicio militar, llegando muchos de ellos a ser encarcelados por tal motivo. A mediados de los años noventa, en concordancia con otras democracias europeas, el Estado español abolió el servicio militar obligatorio, sustituyéndolo por un ejército profesional en el cual los soldados tenían ese oficio, recibiendo una remuneración por ello.