Ataque del almirante Nelson a Santa Cruz de Tenerife
De EnciclopediaGuanche
En 1797, el almirante de la Real Marina de Guerra Británica Lord almirante Horacio Nelson pretendía un ataque contra Santa Cruz de Tenerife para someter a la isla de Tenerife al mandato de la Corona Británica.
Introducción
Durante mucho tiempo los ingleses quisieron conquistar la Islas Canarias por ser un punto estratégico en la ruta hacia América. El gobierno inglés financió a los corsarios para que hiciera esta labor, que a la larga fue infructuosa. Uno de los más importantes militares de la flota inglesa fue el encargado de intentarlo a finales del siglo XVIII. Tras un intento fallido de bombardeo de Cádiz (finalizado el 10 de julio de 1797) comandado por el entonces contralmirante Nelson, el jefe de la flota inglesa del Mediterráneo, Jervis, decide asaltar la plaza fortificada de Santa Cruz de Tenerife, ya que creía que un barco de la Compañía de Filipinas había depositado en la ciudad una gran cantidad de caudales y ricas mercancías. Encomienda la realización de esta empresa a Nelson y confiado de la poca protección de la ciudad le dota de una pequeña escuadra para ello.
Planes de Nelson
El contralmirante Nelson contaba con los navíos Theseus, Culloden, Zealous, Emerald, Seahorse, Terpsichore, Fox y la bombardera, capturada a los españoles Rayo. Nelson organizó una fuerza de desembarco de aproximadamente 900 hombres para tomar la ciudad de Santa Cruz de Tenerife, que estaba protegida por varios fortines artillados situados en la costa y en las alturas.
Primera fase
La maniobra de Nelson, en una primera fase, consistía en desembarcar en la playa de Valleseco, a unas dos millas al nordeste de la ciudad, avanzar hasta el montículo Altura, tomar por retaguardia el Castillo de Paso-Alto y desde allí negociar la rendición de la ciudad.
Segunda fase
Si al finalizar la primera fase no se conseguía la rendición, se iniciaría una segunda fase, en la que se enviarían fuerzas para desembarcar en la ciudad y tomarla en combinación con las de Valleseco.
Preparación de la defensa
Los planes de Nelson comenzaron a torcerse, ya que sus buques fueron avistados en la noche del 21 al 22 de julio y el gobernador de Tenerife, el teniente general Gutiérrez, dio la orden de preparar las defensas para un inminente ataque, por lo que reunió y desplegó por la zona todas las fuerzas isleñas de las que disponía, siendo en su mayoría milicias formadas por los propios vecinos de la isla (pues Canarias tenía pocos efectivos militares y la defensa corría a cargo de estas milicias), además de un destacamento francés.
El ataque
Primer intento
En la madrugada del día 22 de julio, tres fragatas inglesas se situaron a unas tres millas de tierra, y comenzó el movimiento de dos formaciones de lanchas de desembarco hacia la costa. La primera, con 23 lanchas, se dirigió al barranco del Bufadero para llevar a cabo la primera fase del plan. La segunda, con 16 lanchas, navegó hacia Santa Cruz para realizar la segunda fase del plan. El hecho de que los defensores ya estuvieran alertados de los planes de Nelson y los vientos desfavorables hicieron fracasar este primer intento.
Segundo intento
Sobre las diez de la mañana del día 22, las fragatas inglesas fueron remolcadas por las lanchas para fondear todo lo cerca que pudieron del Bufadero, y se produjo el desembarco de unos 1.000 hombres en la playa de Valleseco. A pesar de que tomaron una pequeña cota, no pudieron progresar al encontrarse con el fuego cruzado de los defensores, que disparaban desde el castillo de Paso Alto y desde otras posiciones fortificadas; luego no pudieron tomar dicho castillo. Además, el teniente general Gutiérrez envió refuerzos para tomar los pasos de Valleseco, que se prepararon para frenar una posible incursión en la ciudad de los asaltantes de Paso Alto. Tras un intercambio de fuego el día 23 de julio y debido a lo escabroso del terreno, a la imposibilidad de movimientos y a la carencia de fuego naval de apoyo, los ingleses iniciaron su retirada y se reembarcaron en la noche del 23 al 24 de julio. El segundo intento tampoco resultó exitoso.
Tercer intento
Las fragatas inglesas levaron anclas y se alejaron de la costa. Mientras tanto, Gutiérrez, esperando un nuevo ataque, cambió su despliegue; dejó un pequeño destacamento en Paso Alto, concentró fuerzas para la defensa de la ciudad, reforzó las defensas de los puertos y mantuvo la alerta en las instalaciones defensivas.
A la vista de sus dos fracasos, Nelson decidió atacar frontalmente Santa Cruz, con un desembarco en el muelle al frente de sus tropas; el capitán de navío Troubridge, anterior jefe de la fuerza de desembarco, también iba a participar el el asalto. Trataba de desembarcar en masa en el muelle, tomar el castillo de San Cristóbal, y desplegarse en la plaza de la Pila para reprimir cualquier conato de insurrección popular.
A última hora del día 24 de julio los ingleses llevaron a cabo la preparación del desembarco. Unos 700 soldados embarcaron en seis grupos de lanchas, 180 embarcaron en la balandra Fox y otros 80 lo hicieron en una goleta apresada a los canarios.
A primera hora del día 25 de julio, las lanchas de desembarco comenzaron a navegar hacia el muelle, en plena noche, con visibilidad escasa y prácticamente en silencio total. Pero la fragata española San José las detectó y dio la alarma, y el castillo de Paso Alto hizo lo mismo. Las baterías hicieron fuego sobre las fuerzas invasoras, y al mismo tiempo la resaca dispersó las lanchas. Solamente tres grupos pudieron dirigirse al muelle, de los que únicamente lograron desembarcar los hombres de cinco lanchas. Las restantes se estrellaron contra las rocas, donde tuvieron que soportar el fuego de la artillería y la infantería española. Al mismo tiempo, las baterías defensoras hicieron blanco sobre la Fox, le causaron 97 muertos y gran cantidad de heridos, y terminaron por enviarla al fondo del océano con mucho material y municiones.
Nelson viajaba en el cuarto bote de los que lograron desembarcar, pero antes de llegar a tierra firme recibió un impacto que le destrozó el brazo y fue evacuado. Posteriormente se creó el mito de que el impacto procedía del cañón Tigre, sin embargo el cirujano de la HMS Theseus, Thomas Eshelby, atribuyó la herida a una bala de mosquete. Además, un impacto de bala de cañón le habría destrozado completamente el cuerpo acabando con su vida y hundiendo la embarcación, no destrozándole únicamente el brazo [1]. De cualquier forma, habiéndose creado el mito, el cañón es conservado en el Museo Militar de Canarias Base de Almeida en Santa Cruz, con muchos otros objetos, como la bandera del buque insgignia el HMS "Emerald". Los tres grupos de lanchas restantes arrastrados por el mar, fueron castigados por la artillería, y algunas desembarcaron al sur de la ciudad. Unas cuantas, dirigidas por Troubridge, lo hicieron en la playa de la Caleta, y llegaron a la plaza de la Pila para aguardar la llegada de las demás. Y la mayoría de las unidades desembarcó en la playa de las Carnicerías, desde donde avanzaron por tierra con cierto éxito hasta que fueron arrinconados en la plaza de Santo Domingo. A Troubridge se le agotó la paciencia y dejó la plaza de la Pila para unirse a los atacantes de Santo Domingo, donde fueron rodeados por los defensores, que les obligaron a refugiarse en el convento de Santo Domingo.
Gutiérrez, de forma presta, movió sus fuerzas y fijó a los británicos en sus posiciones. Ocupó el muelle para evitar la llegada de refuerzos y aumentó la intensidad del cerco alrededor de la iglesia de Santo Domingo. Todos los intentos de ayuda de Nelson a sus hombres cercados fueron infructuosos. Aquella situación llevó a Troubridge a negociar con Gutiérrez, y logró una capitulación honrosa y la salvación de la vida de sus hombres. El tercer y último intento también fracasó.
La rendición se firmó el día 25, y los más de 300 ingleses que estaban en Santo Domingo desfilaron hacia la plaza de la Pila y reembarcaron en embarcaciones inglesas y algunas canarias.
Cifras
En aquel ataque, en el que Nelson afirmó que había tenido que luchar contra 8.000 defensores, cuando en realidad sólo fueron 1.700, los británicos sufrieron grandes pérdidas tanto humanas como materiales. Según el parte rendido por Nelson a Jervis, tuvo un total de 349 bajas (44 muertos en combate, 177 ahogados, 5 desaparecidos y 123 heridos). En cambio, las bajas españolas se redujeron a 72 (32 muertos y 40 heridos)