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Ciclo del vino

De EnciclopediaGuanche

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Parte del núcleo antiguo del actual Puerto de la Cruz, antiguo Puerto de La Orotava. Fue uno de los principales puertos de exportación del vino de Canarias. Se puede observar el muelle y la Casa de la Aduana.
Uvas listán negro cultivadas en Tenerife.

Se conoce como ciclo del vino a la etapa en la Historia de Canarias en la cual su principal cultivo de exportación lo constituía el vino, dedicándose grandes extensiones del territorio de las islas al cultivo de la viña.

El ciclo del vino vino a sustituir al ciclo del azúcar, si bien desde los inicios de la conquista y colonización de Canarias se plantaron algunas parras y sarmientos, ya que este producto era esencial en la cultura de los conquistadores. El vino, producto fundamental en la dieta mediterranea y, por tanto, elemento escencial en la cultura de la Europa Occidental, fue uno de los primeros cultivos introducidos en Canarias por los europeos, para abastecer a las nuevas poblaciones colonizadoras establecidas en el archipiélago (el cultivo de cereales, en cambio, ya se practicaba en Canarias antes de la conquista).

A Canarias fueron traídos algunos sarmientos procedentes del Mediterráneo oriental, destacando los de malvasía, una uva que daba un vino caracterizado por su sabor dulce. El origen de las viñas plantadas en Lanzarote y Fuerteventura probablemente sea francés, ya que se tratan de islas de conquista normanda. Las viñas fueron introducidas en Tenerife casi a la par que la conquista, en 1497 por el portugués Fernando de Castro, siendo traidas las plantas desde la isla de Madeira. En El Hierro, pese a ser una isla conquistada a inicios del siglo XV, no se plantaron las primeras viñas hasta el año 1517, siendo introducidas por el inglés John Hill.

El cultivo de la vid en esta primera época iba destinado al abastecimiento interno del archipiélago, y las zonas de plantación se ubicaban en la costa y en medianías. Tras la crisis de la caña de azúcar, pues las plantaciones e ingenios de las colonias hispanas en el Caribe (principalmente Santo Domingo) resultaban más rentables que las de Canarias, se comenzó a dar un mayor impulso a la viña. La conquista de América supuso una demanda de vino por parte de los colonizadores europeos allí establecidos, y en vino canario comienza a exportarse a ese continente en el siglo XVI. También de modo anecdótico comienza a exportarse vino canario a Madeira y Jerez, pese a que estas fueran también zonas productoras. Si en el periodo anterior habían tenido una importancia esencial en el comercio los flamencos, que en ocasiones llegaban a ser dueños de las plantaciones, ahora la preponderancia la van a tener los ingleses, que controlarán este comercio.

Uno de los elementos que favoreció este ciclo económico fue la situación de las isla como punto fundamental en la ruta hacia América y, de hecho, como ya se señaló, en un primer momento los excedentes de vino estaban destinado a los territorios recién colonizados por la monarquía hispánica en el llamado Nuevo Mundo, ya que, sobre todo en la América tropical, las condiciones bioclimáticas no eran las más aptas para el autoabastecimiento. Sin embargo, el monopolio del comercio americano por parte de la Casa de la Contratación de Sevilla, comenzó a restringir las exportaciones desde Canarias hacia el otro lado del Atlántico, aunque Canarias fuese el único territorio al margen de dicho monopolio. La excepcionalidad de Canarias permitió la afluencia al archipiélago de barcos de otras potencias europeas interesadas en el comercio con América, lo que en ocasiones llevó a los comerciantes de Sevilla a denunciar a las islas como un territorio donde se practicaba el contrabando, cosa que en el fondo era cierta. La excepcionalidad de Canarias se mantuvo, no sin conflictos, porque era eso lo que aseguraba que Canarias continuara fiel a la Corona, aunque ello significara vincularse económicamente a otras potencias más que a los territorios europeos de la Monarquía Hispánica (actual España). Entre las potencias europeas interesadas en el comercio americano que arribaban a los puertos de Canarias destacaba Inglaterra, y es Inglaterra la que más se interesó a partir de la segunda mitad del siglo XVII por los caldos canarios.

Canarias se convirtió así en la principal suministradora de vinos hacia el norte de Europa, la cual antes importaba los vinos desde Creta en el Mediterráneo Oriental, cosa que ya no era posible tras la conquista de dicha isla por parte del Imperio Turco. Los ingleses recogían el vino en Canarias y lo llevaban hacia Inglaterra, vendiendo estos en Canarias productos manufacturados en Inglaterra. Así se dio una situación de dependencia económica con respecto a Inglaterra favorecida por el poco interés de la Monarquía Hispánica en el desarrollo de un sector manufacturero, por tanto, lo que no podía abastecer la Península Ibérica, lo suplían los ingleses. Pero también, al centrarse buena parte de la actividad agrícola de Canarias en el cultivo de la viña, en condiciones casi de monocultivo, se redujo parte de la agricultura dedicada al abastecimiento interno, viviéndose una complicada situación de déficit en Tenerife (junto con La Palma, una de las islas que más se centró en la producción de vinos). De todos modos, el comercio interior entre islas persistías, y mientras Tenerife y La Palma se especializaron en el vino, Lanzarote y Fuerteventura se convirtieron en el granero de Canarias, especializándose en el cultivo de cereales, dándose incluso un trasiego de personas que viajaban entre las islas orientales y occidentales como mano de obra para el trabajo en la vendimia o el cultivo del cereal. Gran Canaria, por su parte, era la única isla que había logrado un cierto nivel de autoabastecimiento.

Aunque hoy se identifica a Lanzarote como una de las principales zonas vitícolas de Canarias, no lo fue así durante el ciclo del vino. Hasta después de la erupción del Timanfaya (1730-1736), el cultivo de la viña había sido poco significativo en esa isla. Sólo tras comprobar que los enarenados de jable (lapilli) permitían el desarrollo de cultivos de secano con gran productividad, comenzó a desarrollarse una importante cultura del vino en esa isla, creándose paisajes tan significativos como el de La Geria, pero esto fue ya una vez concluido el ciclo del vino.

Los ingleses tuvieron una especial presencia en el Puerto de La Orotava, dándose la circunstancia excepcional de que en esta localidad se creara en el siglo XVIII el primer cementerio protestante de todos los territorios bajo dominio español, dada las políticas de persecución religiosa hacia los protestantes por parte de la Corona, defensora de la ortodoxia católica. La importancia económica de Inglaterra hizo que en algunos casos se abriera la mano y se fuera más permisivo.

La política comercial inglesa no estuvo al margen de prácticas monopolísticas, y cuando estos crearon la Compañía de Canarias (formada exclusivamente por ingleses, sin presencia de canarios), que pretendía monopolizar el comercio de los vinos producidos en las islas, se produjeron protestas entre los cosecheros canarios, dando lugar al episodio del derrame de los vinos de Garachico en 1666. El propio Capitán General de Canarias recibió ataques ya que se consideraba que esta autoridad podía estar ligada también a los intereses de la Compañía inglesa de Canarias.

Con estos episodios conflictivos por medio, el ciclo del vino continuó hasta 1715. La competencia de los vinos de Oporto y Madeira, favorecido por la fuerte ligazón de Portugal con Inglaterra; la puesta en cultivo en Canarias de tierras menos aptas y que, por tanto, producían una uva de peor calidad; y la política hostil de España hacia los ingleses tras la llegada de la dinastía Borbón, terminaron por hacer caer de un modo espectacular las exportaciones de vinos canarios. Mientras la Península Ibérica iniciaba una etapa de crecimiento económico, en Canarias se daba el proceso contrario y entraba en una de sus peores y más duraderas crisis que se prolongaría durante casi todo el siglo XVIII.